Sta. Topo conversaba con un amigo, y este le prgunta:
- Entonces, ¿Nunca has pensado en casarte?, Me preguntó
- Si pensé —respondí—. En mi juventud resolví buscar al hombre perfecto. Cruce el desierto, llegue a Damasco, y conocí a un hombre muy
espiritual y lindo; pero el no sabia nada de las cosas de este mundo.
Continué viajando, y fui a Isfahan; allí encontré un hombre que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonito.
Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cene en la casa de un hombre hermoso, religioso, y conocedor de la realidad material.
-¿Y por que no te casaste con el?
- Ah, compañero mio! Lamentablemente el también quería una mujer perfecta...