30 oct 2010

TU VIDA ES UNA MIERDA Y LO SABES...

La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad...El mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración.
La mayoría de los hombres, a pesar de que la naturaleza los ha librado desde tiempo atrás de conducción ajena (naturaliter maiorennes), permanecen con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía. Por eso les es muy fácil a los otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con sólo poder pagar, no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea. Como la mayoría de los hombres (y entre ellos la totalidad del bello sexo) tienen por muy peligroso el paso a la mayoría de edad, fuera de ser penoso, aquellos tutores ya se han cuidado muy amablemente de tomar sobre sí semejante superintendencia. Después de haber atontado sus reses domesticadas, de modo que estas pacíficas criaturas no osan dar un solo paso fuera de las andaderas en que están metidas, les mostraron el riesgo que las amenaza si intentan marchar solas. Lo cierto es que ese riesgo no es tan grande, pues después de algunas caídas habrían aprendido a caminar; pero los ejemplos de esos accidentes por lo común producen timidez y espanto, y alejan todo ulterior intento de rehacer semejante experiencia.
Por tanto, a cada hombre individual le es difícil salir de la minoría de edad, casi convertida en naturaleza suya; inclusive, le ha cobrado afición. Por el momento es realmente incapaz de servirse del propio entendimiento, porque jamás se le deja hacer dicho ensayo. Los grillos que atan a la persistente minoría de edad están dados por reglamentos y fórmulas: instrumentos mecánicos de un uso racional, o mejor de un abuso de sus dotes naturales. Por no estar habituado a los movimientos libres, quien se desprenda de esos grillos quizá diera un inseguro salto por encima de alguna estrechísima zanja. Por eso, sólo son pocos los que, por esfuerzo del propio espíritu, logran salir de la minoría de edad y andar, sin embargo, con seguro paso.
Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a sí mismo, siempre que se le deje en libertad; incluso, casi es inevitable. En efecto, siempre se encontrarán algunos hombres que piensen por sí mismos, hasta entre los tutores instituidos por la confusa masa. Ellos, después de haber rechazado el yugo de la minoría de edad, ensancharán el espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación que todo hombre tiene: la de pensar por sí mismo. Notemos en particular que con anterioridad los tutores habían puesto al público bajo ese yugo, estando después obligados a someterse al mismo. Tal cosa ocurre cuando algunos, por sí mismos incapaces de toda ilustración, los incitan a la sublevación: tan dañoso es inculcar prejuicios, ya que ellos terminan por vengarse de los que han sido sus autores o propagadores. Luego, el público puede alcanzar ilustración sólo lentamente. Quizá por una revolución sea posible producir la caída del despotismo personal o de alguna opresión interesada y ambiciosa; pero jamás se logrará por este camino la verdadera reforma del modo de pensar, sino que surgirán nuevos prejuicios que, como los antiguos, servirán de andaderas para la mayor parte de la masa, privada de pensamiento.
Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la más inofensiva de todas las que llevan tal nombre, a saber, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio. Pero oigo exclamar por doquier: ¡no razones! El oficial dice: ¡no razones, adiéstrate! El financista: ¡no razones y paga! El pastor: ¡no razones, ten fe! (Un único señor dice en el mundo: ¡razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!) Por todos lados, pues, encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿cuál de ellas impide la ilustración y cuáles, por el contrario, la fomentan? He aquí mi respuesta: el uso público de la razón siempre debe ser libre, y es el único que puede producir la ilustración de los hombres. El uso privado, en cambio, ha de ser con frecuencia severamente limitado, sin que se obstaculice de un modo particular el progreso de la ilustración. Entiendo por uso público de la propia razón el que alguien hace de ella, en cuanto docto, y ante la totalidad del público del mundo de lectores. Llamo uso privado al empleo de la razón que se le permite al hombre dentro de un puesto civil o de una función que se le confía. Ahora bien, en muchas ocupaciones concernientes al interés de la comunidad son necesarios ciertos mecanismos, por medio de los cuales algunos de sus miembros se tienen que comportar de modo meramente pasivo, para que, mediante cierta unanimidad artificial, el gobierno los dirija hacia fines públicos, o al menos, para que se limite la destrucción de los mismos. Como es natural, en este caso no es permitido razonar, sino que se necesita obedecer. Pero en cuanto a esta parte de la máquina, se la considera miembro de una comunidad íntegra o, incluso, de la sociedad cosmopolita; en cuanto se la estima en su calidad de docto que, mediante escritos, se dirige a un público en sentido propio, puede razonar sobre todo, sin que por ello padezcan las ocupaciones que en parte le son asignadas en cuanto miembro pasivo. Así, por ejemplo, sería muy peligroso si un oficial, que debe obedecer al superior, se pusiera a argumentar en voz alta, estando de servicio, acerca de la conveniencia o inutilidad de la orden recibida. Tiene que obedecer. Pero no se le puede prohibir con justicia hacer observaciones, en cuanto docto, acerca de los defectos del servicio militar y presentarlas ante el juicio del público. El ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que le son asignados, tanto que una censura impertinente a esa carga, en el momento que deba pagarla, puede ser castigada por escandalosa (pues podría ocasionar resistencias generales). Pero, sin embargo, no actuará en contra del deber de un ciudadano si, como docto, manifiesta públicamente sus ideas acerca de la inconveniencia o injusticia de tales impuestos. De la misma manera, un sacerdote está obligado a enseñar a sus catecúmenos y a su comunidad según el símbolo de la Iglesia a que sirve, puesto que ha sido admitido en ella con esa condición. Pero, como docto, tiene plena libertad, y hasta la misión, de comunicar al público sus ideas —cuidadosamente examinadas y bien intencionadas— acerca de los defectos de ese símbolo; es decir, debe exponer al público las proposiciones relativas a un mejoramiento de las instituciones, referidas a la religión y a la Iglesia. En esto no hay nada que pueda provocar en él escrúpulos de conciencia. Presentará lo que enseña en virtud de su función —en tanto conductor de la Iglesia— como algo que no ha de enseñar con arbitraria libertad, y según sus propias opiniones, porque se ha comprometido a predicar de acuerdo con prescripciones y en nombre de una autoridad ajena. Dirá: nuestra Iglesia enseña esto o aquello, para lo cual se sirve de determinados argumentos. En tal ocasión deducirá todo lo que es útil para su comunidad de proposiciones a las que él mismo no se sometería con plena convicción; pero se ha comprometido a exponerlas, porque no es absolutamente imposible que en ellas se oculte cierta verdad que, al menos, no es en todos los casos contraria a la religión íntima. Si no creyese esto último, no podría conservar su función sin sentir los reproches de su conciencia moral, y tendría que renunciar. Luego el uso que un predicador hace de su razón ante la comunidad es meramente privado, puesto que dicha comunidad sólo constituye una reunión familiar, por amplia que sea. Con respecto a la misma, el sacerdote no es libre, ni tampoco debe serlo, puesto que ejecuta una orden que le es extraña. Como docto, en cambio, que habla mediante escritos al público, propiamente dicho, es decir, al mundo, el sacerdote gozará, dentro del uso público de su razón, de una ilimitada libertad para servirse de la misma y, de ese modo, para hablar en nombre propio. En efecto, pretender que los tutores del pueblo (en cuestiones espirituales) sean también menores de edad, constituye un absurdo capaz de desembocar en la eternización de la insensatez.
Pero una sociedad eclesiástica tal, un sínodo semejante de la Iglesia, es decir, una classis de reverendos (como la llaman los holandeses) ¿no podría acaso comprometerse y jurar sobre algún símbolo invariable que llevaría así a una incesante y suprema tutela sobre cada uno de sus miembros y, mediante ellos, sobre el pueblo? ¿De ese modo no lograría eternizarse? Digo que es absolutamente imposible. Semejante contrato, que excluiría para siempre toda ulterior ilustración del género humano es, en sí mismo, sin más nulo e inexistente, aunque fuera confirmado por el poder supremo, el congreso y los más solemnes tratados de paz. Una época no se puede obligar ni juramentar para poner a la siguiente en la condición de que le sea imposible ampliar sus conocimientos (sobre todo los muy urgentes), purificarlos de errores y, en general, promover la ilustración. Sería un crimen contra la naturaleza humana, cuya destinación originaria consiste, justamente, en ese progresar. La posteridad está plenamente justificada para rechazar aquellos decretos, aceptados de modo incompetente y criminal. La piedra de toque de todo lo que se puede decidir como ley para un pueblo yace en esta cuestión: ¿un pueblo podría imponerse a sí mismo semejante ley? Eso podría ocurrir si por así decirlo, tuviese la esperanza de alcanzar, en corto y determinado tiempo, una ley mejor, capaz de introducir cierta ordenación. Pero, al mismo tiempo, cada ciudadano, principalmente los sacerdotes, en calidad de doctos, debieran tener libertad de llevar sus observaciones públicamente, es decir, por escrito, acerca de los defectos de la actual institución. Mientras tanto —hasta que la intelección de la cualidad de estos asuntos se hubiese extendido lo suficiente y estuviese confirmada, de tal modo que el acuerdo de su voces (aunque no la de todos) pudiera elevar ante el trono una propuesta para proteger las comunidades que se habían unido en una dirección modificada de la religión, según los conceptos propios de una comprensión más ilustrada, sin impedir que los que quieran permanecer fieles a la antigua lo hagan así— mientras tanto, pues, perduraría el orden establecido. Pero constituye algo absolutamente prohibido unirse por una constitución religiosa inconmovible, que públicamente no debe ser puesta en duda por nadie, aunque más no fuese durante lo que dura la vida de un hombre, y que aniquila y torna infecundo un período del progreso de la humanidad hacia su perfeccionamiento, tornándose, incluso, nociva para la posteridad. Un hombre, con respecto a su propia persona y por cierto tiempo, puede dilatar la adquisición de una ilustración que está obligado a poseer; pero renunciar a ella, con relación a la propia persona, y con mayor razón aún con referencia a la posteridad, significa violar y pisotear los sagrados derechos de la humanidad. Pero lo que un pueblo no puede decidir por sí mismo, menos lo podrá hacer un monarca en nombre del mismo. En efecto, su autoridad legisladora se debe a que reúne en la suya la voluntad de todo el pueblo. Si el monarca se inquieta para que cualquier verdadero o presunto perfeccionamiento se concilie con el orden civil, podrá permitir que los súbditos hagan por sí mismos lo que consideran necesario para la salvación de sus almas. Se trata de algo que no le concierne; en cambio, le importará mucho evitar que unos a los otros se impidan con violencia trabajar, con toda la capacidad de que son capaces, por la determinación y fomento de dicha salvación. Inclusive se agravaría su majestad si se mezclase en estas cosas, sometiendo a inspección gubernamental los escritos con que los súbditos tratan de exponer sus pensamientos con pureza, salvo que lo hiciera convencido del propio y supremo dictamen intelectual —con lo cual se prestaría al reproche Caesar non est supra grammaticos— o que rebajara su poder supremo lo suficiente como para amparar dentro del Estado el despotismo clerical de algunos tiranos, ejercido sobre los restantes súbditos.

Luego, si se nos preguntara ¿vivimos ahora en una época ilustrada? responderíamos que no, pero sí en una época de ilustración. Todavía falta mucho para que la totalidad de los hombres, en su actual condición, sean capaces o estén en posición de servirse bien y con seguridad del propio entendimiento, sin acudir a extraña conducción. Sin embargo, ahora tienen el campo abierto para trabajar libremente por el logro de esa meta, y los obstáculos para una ilustración general, o para la salida de una culpable minoría de edad, son cada vez menores. Ya tenemos claros indicios de ello. Desde este punto de vista, nuestro tiempo es la época de la ilustración o "el siglo de Federico".
Un príncipe que no encuentra indigno de sí declarar que sostiene como deber no prescribir nada a los hombres en cuestiones de religión, sino que los deja en plena libertad y que, por tanto, rechaza al altivo nombre de tolerancia, es un príncipe ilustrado, y merece que el mundo y la posteridad lo ensalce con agradecimiento. Al menos desde el gobierno, fue el primero en sacar al género humano de la minoría de edad, dejando a cada uno en libertad para que se sirva de la propia razón en todo lo que concierne a cuestiones de conciencia moral. Bajo él, dignísimos clérigos —sin perjuicio de sus deberes profesionales— pueden someter al mundo, en su calidad de doctos, libre y públicamente, los juicios y opiniones que en ciertos puntos se apartan del símbolo aceptado. Tal libertad es aún mayor entre los que no están limitados por algún deber profesional. Este espíritu de libertad se extiende también exteriormente, alcanzando incluso los lugares en que debe luchar contra los obstáculos externos de un gobierno que equivoca sus obligaciones. Tal circunstancia constituye un claro ejemplo para este último, pues tratándose de la libertad, no debe haber la menor preocupación por la paz exterior y la solidaridad de la comunidad. Los hombres salen gradualmente del estado de rusticidad por propio trabajo, siempre que no se trate de mantenerlos artificiosamente en esa condición.
He puesto el punto principal de la ilustración —es decir, del hecho por el cual el hombre sale de una minoría de edad de la que es culpable— en la cuestión religiosa, porque para las artes y las ciencias los que dominan no tienen ningún interés en representar el papel de tutores de sus súbditos. Además, la minoría de edad en cuestiones religiosas es la que ofrece mayor peligro: también es la más deshonrosa. Pero el modo de pensar de un jefe de Estado que favorece esa libertad llega todavía más lejos y comprende que, en lo referente a la legislación, no es peligroso permitir que los súbditos hagan un uso público de la propia razón y expongan públicamente al mundo los pensamientos relativos a una concepción más perfecta de esa legislación, la que puede incluir una franca crítica a la existente. También en esto damos un brillante ejemplo, pues ningún monarca se anticipó al que nosotros honramos.
Pero sólo alguien que por estar ilustrado no teme las sombras y, al mismo tiempo, dispone de un ejército numeroso y disciplinado, que les garantiza a los ciudadanos una paz interior, sólo él podrá decir algo que no es lícito en un Estado libre: ¡razonad tanto como queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced! Se muestra aquí una extraña y no esperada marcha de las cosas humanas; pero si la contemplamos en la amplitud de su trayectoria, todo es en ella paradójico. Un mayor grado de libertad civil parecería ventajoso para la libertad del espíritu del pueblo y, sin embargo, le fija límites infranqueables. Un grado menor, en cambio, le procura espacio para la extensión de todos sus poderes. Una vez que la Naturaleza, bajo esta dura cáscara, ha desarrollado la semilla que cuida con extrema ternura, es decir, la inclinación y disposición al libre pensamiento, ese hecho repercute gradualmente sobre el modo de sentir del pueblo (con lo cual éste va siendo poco a poco más capaz de una libertad de obrar) y hasta en los principios de gobierno, que encuentra como provechoso tratar al hombre conforme a su dignidad, puesto que es algo más que una máquina.

Por Emmanuel Kant

29 oct 2010

¡adios el muro, stalinista!

... Los democratas de mierda y los forros pacifistas

Mientras suena una loca canción poco conocida de Deep Purple en la radio mi vieja, re lo loca la tía no ha abandonado, últimamente me ha costado abrir mis ojitos en la mañana y decir ¡a levantarse! ¿Por que? porque ahora Piero no es el que sufre de una manera masoquista, es él quíen hace sufrir, aunque no me gusta eso por que prefiero al Piero que sufre, sufre y sufre que al Piero malo.

24 oct 2010

La única lucha que se pierde es la que se abandona... 500 años y 10 mil años si es necesario luchar

Arauco tiene una pena

más negra que su chamal,

ya no son los españoles

los que les hacen llorar,

hoy son los propios chilenos

los que les quitan su pan.

Levántate, Pailahuán.

20 oct 2010

ERES MI NUEVA OBSESIÓN

Mejor ten cuidado si tu no sabes que pasa alrededor tuyo, mejor piensalo dos veces antes de hacer lo que quieras, mejor ven antes de perderte en el azar tu tienes que levantarte en contra de los demonios van a intentar mantenerte abajo, porque no soy el peon para que jueges en tu puto juego yo tengo dignidad y un sueño que quiero conseguir bajo presion, te derrumbaste, y me decepcionaste, no soy sorda, y todo lo que puede escuchar son tus promesas vacías ¿no estara corriendo por tus venas traicionar a los únicos que te aman? Si, esta corriendo por tus venas traicionar a los unicos que te aman.


19 oct 2010

Don't try telling all your fucking lies

Me carga cuando la gente hace pública estas cosas pero en mi caso es necesario...

Señorito (no el de la foto obviamente) : Usted ya no me interesa, me interesa un comino lo que haga, su vida es una mierda, siempre lo será y estas consciente de ello, mi vida en cambio es maravillosa un poco estresante, pero maravillosa y no quiero amargar mi vida con tu weas.

Si hay algo que me carga de las personas, además de todas en general es la costumbre de hacer como si nada hubiese ocurrido, si yo siempre lo hago con mis amigos cuando nos putiamos por msn y weas y después como si nada pero esas son cosas de la amistad, propias, pero en este caso no, no sirve de nada negar las cosas ni decir "a no se nada" y weas, pero en fin me da lo mismo tu wea de existencia maldito vago, por que eso es lo que eres y serás siempre, además no eres capaz de pensar ni reaccionar por ti solo, siempre siguiendo a la masa, lo que dicen los demás, lo que está correcto según esta puta sociedad tu puta sociedad, tu puta cultura, lo que a tus amigos de 14 años les parece bien, eres lo menos ilustrado que hay según el concepto de ilustración de Kant, ni siquiera eres capaz de madurar weon, ya estas llegando a tu adultes y sigues pensando y soñando como un cabro chico de 14 y más encima le haces caso y le andas dando hijos a pendejos qliaos que no tienen nada más constructivo que hacer en su vida que...NADA nada ctm, eso es lo que eres nada, ni tampoco te puedo odiar ni me puedes car mal, simplemente NADA, en fin no espero nada de tu caga de vida por que como persona no tienes futuro, tu música es una mierda por que todos escuchan esa caga de música e viejas culias, mas encima eres un mentiroso e incapaz de controlar tus impulsos, yo creo que si nos situamos en la taxonomía de Bloom no pasas a comprensión por que eres incapaz de  entender, captar e interpretar, solo recuerdas y reconoces, por eso vales callampa y vale callampa toda la gente que te rodea y estimas, no eres capaz de tomar iniciativa por ti mismo, siempre pidiendo consejos como los weones que no son capaces de tomar decisiones personales, yo no digo que sea malo pedir uno que otro consejo ¿pero regir las cosas por lo que dicen tu amigos de 16 años o todo que te dice tu mami?


Ya chao estoy perdiendo el tiempo en puras weas y están dado un especial del sudario de turín y no me lo voy a perder por vo, por que hay muchas cosas que me perdí por ti...


TU VIDA ES UNA MIERDA Y LO SABES...



Es triste como una gran amistad se va a la mierda por culpa de weas, pero no no siento pena por ello, ni escribo esto para desahogarme, solo tengo la esperanza de que algún día lo leas, te lo diría a la cara, pero tu nunca escuchas nada.

18 oct 2010

Él me dijo: "Olvídame" Así que justo eso es lo que voy a hacer...



Ella vino de Grecia, estaba sedienta de conocimientos; estudio escultura en el “Sant Martin’s College” allí es donde... le eché el ojo.
Me contó que su papá era millonario y yo le dije “Bueno, en ese caso, tomaré un ron con Coca-Cola.” ella contestó: “perfecto” y en menos de 30 segundos me dijo: “Quiero vivir como la gente común quiero hacer lo que la gente comun haga quiero acostarme con gente común quiero acostarme con gente comun como tu.” ¿Y qué podía hacer yo? “Veré lo que puedo hacer”, dije.
La llevé a un supermercado, no sé por que, pero tenía que empezar en algún sitio y empecé... allí, le dije, “Finge que no tienes dinero.' y ella simplemente sonrió y dijo “eres muy divertido.” y yo dije “ah, ¿Si?, pues yo no veo a nadie mas riéndose por aquí.”
“¿Estás segura de que quieres vivir como la gente común? ¿De qué quieres ver lo que la gente comun vea, de qué quieres acostarte con gente común, de qué quieres acostarte con gente comun como yo?”
Pero ...no me entendió, simplemente sonrió y me cogió la mano.
Alquila un piso encima de una tienda, córtate el pelo y encuentra un trabajo, fúmate unos pitos y juega pool, finge que nunca has ido a la escuela. Pero no creo que lo hagas bien porque cuando estés en la cama por la noche viendo las cucarachas subir por la pared y llames a papá, él te sacará de esto.
Nunca vivirás como la gente común, nunca harás lo que haga la gente común, nunca fracasarás como fracasa la gente común, nunca veras tu vida...desvanecerse. Y entonces bailarás, beberás y follaras Porque no hay nada más que hacer.
Canta con la gente común, canta y te meterás entre ellos, ríe con la gente común, ríe aunque se estén riendo de ti y de las cosas estúpidas que haces porque piensas que ser pobre es muy cool.
Como un perro tirado en una esquina te morderán y no te avisarán estate atenta, te sacarán las tripas porque todo el mundo odia a un turista especialmente a los que piensan que todo es maravilloso, si, y esas manchas de papas fritas grasientas aparecerán en el baño.
Nunca entenderás que se siente al vivir tu vida sin sentido ni control sin ningún sitio a donde ir, estás asombrada de que exista esta gente y ellos se mosquean mientras tu te preguntas por qué.

13 oct 2010

Bomba atómica

Leyendo un texto sin importancia sobre la Segunda Guerra encontré esta falacia:
Con el fin de abreviar la guerra, el presidente de Estados Unidos Truman, dio orden de usar una nueva arma, la bomba atómica

Ante esta falta decidí consultar con los expertos...


Es así como me contacté con la historiadora experta sobre Japón Johana Diban y esta me respondió:
en simples palabras fue por que japon con su afán
expancionista no se equeria rendir
y queria seguir la wea y EEUU dijo
a ya rindeteee weon
(bomba atomica)
xD

3 oct 2010

No por llorar somos mas debiles

Si es de saber vivir bien es algo que cuesta cuando sube del mar la marea y hasta el cuello te llega y es entonces cuando piensas que no vale la pena vivir, no seas asi que tu eres fuerte y no débil se que es facil pensar en el fin de los días frágil idea fija que nos hace desconfiar mas de la vida debido a situaciones antiguas comprometidas con vista a oscura penumbra la cual cree que nos domina y hace sentirnos dominados por una cruel pesadilla la cual amarga tu vida
y apaga la chispa de la misma deficionciono prefieres vivir arreglándolo o arreglarlo de un tiron como un buen mecanico animo siente de tu corazon el palpito al ritmo del baiben de tu mano
despidiendose del panico creado por uno mismo y por otros asimilados y esta claro qe la debilidad hace daño a la vez fuerzas ganamos de errores aprendemos algo sea bueno o malo acostumbrado bien vamos a comprobarlo me declaro buen señor en el caso tanto aclamado por humillado vencedores seremos los bien aventurados por saber decidir que hacer en cada stuacion crea bien estar exterior
mision vivirla vida de la mejor forma posible de intentar que nuestra vidas queden libres